Hay caricias que duran incluso despuès del roce. Hay, a veces, personas a las que la distancia no puede separar. Aùn hay sonrisas de esas que parecen cualquier amanecer, por la belleza que irradian, por la frescura, por la sinceridad que expresan.
No se puede vivir como aquel que no recordòdarse la oportunidad para ser feliz y aferrarse a la esperanza. Aferrarse con fuerza a las ilusiones, y seguir, seguir pasar, tomar aire, respi- rar, mojarnos bajo la lluvia y nunca, nunca, creer que las cosas que se derrumban no pueden levantarse de nuevo. Nunca creer que lo triste dura màs que nuestras fuerzas.