Aùn cuando en el mundo de fantasìa
pasaron sòlo segundos, para mì fue
como si hubiesen pasado años. Viajè
por el mundo en la bùsqueda de res-
puestas, cultura tras cultura, filosofìa
tras filosofìa, pero a pesar de mis es-
fuerzos no conseguìa encontrar lo
que habìa perdido.
En cierta ocasiòn, mientras comtem-
plaba el amanecer de un nuevo dìa,
recordè una experiencia poco comùn
de mi vida adulta.
Durante dìas de profunda meditaciòn
y soledad, unos cuentistas ambulantes
llegaron al pueblo, uno a uno acaparaba
la atenciòn de unos cuantos curiosos que
se acercaban para oirlos, cada cual con
fantàsticas historias para narrar, y aunque
fisicamente mi cuerpo estuvo presente en
aquel lugar, mi mente jamàs lo estuvo.
Todos me parecìan iguales; princesas, dra-
gones y castillos, nada fuera de lo comùn .
En medio de esta desilusiòn me dije " ¿ por
què no hay nadie diferente ? " , " ¿ por què
ninguno es capaz de satisfacer el deseo de
mi crazòn ? ".
Fue entonces cuando recordè lo que mi be-
lla y dulce rosa alguna vez me dijo: " ¿ significo
para ti la flor que necesitas para sentirte distinto,
saboreando nuevas inquietudes, que te llenen,
que te hagan sentir deliciosamente nuevas sen-
saciones " ?
En eser instante supe que habìa buscado algo
quer jamàs perdì. ross
No hay comentarios:
Publicar un comentario